El tiempo que pasan los padres y las madres con sus hijos aumenta en algunos países occidentales (Aceprensa, nº 61/21), de tal manera que incluso se ha acuñado un término para definirlo: paternidad intensiva. Un estudio de Joshua Coleman sobre la paternidad intensiva, revela que, entre 1965 y 2011, los padres casados casi triplican el tiempo de atención a los hijos (de 2,6 a 7,2 horas). Y, sin embargo, vamos a hablar en esta entrada de la educación que reclaman los padres…
Uno de los factores que provoca esta paternidad intensiva es, en parte, la preocupación por el futuro de las generaciones jóvenes, más incierto que el de las anteriores. El otro es el deseo de muchos padres de ser los mejores amigos de sus hijos.
Tal vez porque crece esa dedicación a los hijos, aumenta también el número de padres que necesitan orientación sobre el desarrollo de la personalidad del hijo/a, de sus emociones, de la gestión del tiempo de trabajo y ocio.
Paternidad intensiva no es sinónimo de buena educación.
Algunos se preguntan «¿qué necesidad hay de hacer un curso de educación para padres que ayude a educar a mi hijo? ¿qué me van a enseñar que no sepa yo, que soy su padre o su madre?». Pero, seguramente, todos reconozcan que hay momentos de su vida en que “no sé qué hacer con el/ella”…
Una apuesta por los hijos
Es verdad que la educación de los padres se ha hecho más necesaria en estas últimas décadas. Tal vez porque el cambio social y tecnológico experimentado ha trastocado muchos aspectos de la vida.
Pablo Montejano, profesor de Primaria y psicopedagogo: “la actualización de la realidad que viven los hijos, el desarrollo afectivo y emocional no son los mismos que cuando los padres eran niños y tampoco la tecnología a la que se enfrentan sus hijos”.
Para este profesor, “la educación que reciben los padres sobre cómo ayudar al desarrollo de sus hijos tiene un beneficio claro: el conocimiento y aceptación de ellos. Tocar la realidad”.
Educar a los hijos requiere tiempo y dedicación personal de los padres. Esto es independiente del contexto cultural y social o la época que nos toca vivir. El contexto cultural puede influir, quizás, en no poder ayudar en casa a los deberes de los hijos…pero lo normal es que a los hijos que están “bien educados” les vale con atender y preguntar en clase.
¿Un curso cada año?
Tajamar y Los Tilos proponen a los padres un programa de educación solo para las etapas en las que se producen cambios madurativos en los niños y las niñas.
El primer curso comienza en 1º de infantil. En esta edad los padres aprenden a gestionar las emociones de sus hijos y a enseñarles el orden y la obediencia, base del aprendizaje. En esta etapa, además, las familias tienen otro apoyo muy práctico en su tarea de educación para padres. Se trata de los ECA (Educación en casa y en el Aula), uno de los puntos fuertes de una escuela infantil.
Según avanza el desarrollo del hijo o la hija hay otros con temáticas apropiadas. En 1º de Primaria se centra en el carácter, la autoridad y el ocio; en 5º de Primaria, en la autoestima y la afectividad. Ya en la adolescencia (1º ESO), el contenido se centra en la gestión de las emociones. Es la etapa de los conflictos.
De la mano de expertos
Cada curso está dirigido por expertos de instituciones educativas: Aula Familiar, Idéntitas, IEEE, Go4It, Desarrollo y persona) y tienen lugar en el colegio Tajamar y en Los Tilos, según la etapa escolar.
Cualquier padre o madre del colegio puede participar en los cursos de educación para padres. El coste de esta actividad es distinto según sean o no socios del AMPA. Lógicamente, para los socios el precio es más económico.
Evitar la des-conexión
En muchos casos, el principal problema con se topan los padres en la educación de los hijos es la inexperiencia. Por ejemplo, en la etapa de los 12-16 años, señala Juan María Javaloyes, profesor de Secundaria, que “los padres no reconocen a su hijo y, como éste no se da a conocer con facilidad, no saben cómo acertar. Se podría decir que el principal problema es la des-conexión: como si se hubiera roto el canal de comunicación con nuestro hijo”.
Juan María Javaloyes: “Otro problema añadido es que la búsqueda de la propia identidad que realizan los hijos les deja en fuera de juego”.
Además, otro problema añadido es que la búsqueda de la propia identidad que realizan los hijos les deja en fuera de juego. Esto se percibe, sobre todo, en la adolescencia, pero es aplicable, en parte, a cualquier edad. Por eso, el programa de educación de los padres se inicia en infantil y culmina en Bachillerato y Formación Profesional. Cada etapa tiene sus peculiaridades y estas reclaman soluciones imaginativas.
Educación para toda la vida
Según el estudioso Joshua Coleman “los mejores padres son aquellos que se hacen obsoletos porque llega un momento (si los han educado bien) que sus hijos no les necesitan para responder a cada pregunta ni para hacer una tarea”.
No obstantes, los padres siempre son padres, también cuando sus hijos crecen. Así lo reconoce, por ejemplo, Toñi Bermejo, madre de un alumno de Bachillerato: “nunca termina nuestro papel de educador. Nuestros hijos tienen que saber que siempre pueden acudir a nosotros para pedirnos cualquier consejo; especialmente, cuando salgan de su entorno y se encuentren con opciones muy diferentes a las que han vivido hasta ahora”.
Este curso de educación facilita el intercambio de experiencias entre los padres, algo muy enriquecedor.
El programa de educación para padres está organizado conjuntamente por Tajamar y Los Tilos. El contenido es el mismo para todas las etapas, salvo en 1º ESO, por las diferencias en el desarrollo del niño y la niña a esa edad.
Julio César es padre de Tajamar y Los Tilos y su experiencia así lo demuestra: “tengo hijos e hijas y hay diferencia en cuanto edad de maduración. Las chicas lo hacen antes. Ves a un chico y a una chica de la misma edad y no te lo crees. Las chicas se desarrollan antes, tanto física como psicológicamente. Esto suele frustrar al chico, que además suele ser competitivo y no alcanza los mismos resultados que una compañera de su misma edad”.