El miércoles 20 de octubre Alumni Tajamar organizó en el Salón de Actos la presentación de Tierra roturada, el libro de memorias y recuerdos de Florentino Matías, uno de los iniciadores de Tajamar.
Enrique Barrio, director de Alumni, dio la bienvenida al público, que llenaba prácticamente las gradas del cine. Presentó a Florentino y al resto de intervinientes: José María Navalpotro, por la editorial Palabra, que se felicitó de haber publicado el libro. Francisco Andrés BACH’72, que ha ayudado para dar forma al libro. Y Gustavo Matías BACH’68 profesor y periodista, sobrino de Florentino e hijo del conocido y querido Pedro Matías, primer conserje de Tajamar.
Entre el público asistente se encontraba Ramón Bertrán, gracias al cual conoció la Obra. Don César Ortiz-Echagüe, arquitecto de Tajamar. Y otros de los primeros años como Guillermo García, don Luis Abolafia y Pepe Moreno. También muchos familiares, de los que varios no solo tienen relación con Tajamar, como los hijos de Pablo Matías, del equipo de mantenimiento del colegio: Auxi, Fernando y Pablo, sino que ¡han vivido en Tajamar! como Gustavo, Poli, Antonia y Cristina, hijos de Pedro.
Uno de los pioneros del Tajamar Deportivo
Florentino es uno de los pioneros del Club Deportivo Tajamar. Formaba parte del equipo de jóvenes del Opus Dei que se encargaron, allá por el año 1957, de sacar adelante una actividad con jóvenes del Puente Vallecas.
Así lo cuenta el propio Florentino: “Como al principio no sabíamos dónde tenerlas, alquilábamos un salón de baile o algún local grande de bares o salas de fiestas de la zona: en los bares de Los Amigos y Los Faroles, o en el restaurante Sol y Aire”. Por fin localizaron la que sería la primera sede estable: una nave grande de la calle de Eduardo Requena que convirtieron en gimnasio.
Una de las notas que destacan en su vida es la capacidad de acometer retos: arrancar proyectos educativos como Tajamar, la Escuela de Capataces Torrealba en Córdoba o el Centro ELIS de Roma. Además de iniciativas empresariales y asistenciales variadas. En fin, una vida apasionante porque ha sabido orientarse hacia el servicio a los demás.