“La imagen no lo es todo si detrás de la misma no hay un mensaje atractivo para el público” según Rafael Rubio, director de Comunicación de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 celebrada en Madrid en agosto. Rafael tuvo un coloquio con alumnos de Bachillerato el pasado 15 de diciembre.
Durante su intervención, que se centró en cómo se realizó la campaña de comunicación de la JMJ, este experto señaló también que “queríamos aprovechar la ocasión para que todo el mundo se fijase en el rostro verdadero de la Iglesia: el Papa, los cristianos de todo el mundo, los jóvenes de otros continentes, etc”.
Fue interesante escuchar cómo se plantearon el trabajo de comunicación desde dos años antes. “Trabajamos dos premisas -contó Rafael-. En primer lugar que la información que se ofreciese fuera útil, tanto en la web (traducida a 13 idiomas) como en las redes sociales (23 idiomas). En segundo lugar, que el impacto en la opinión pública fuese positivo, que quedase claro que este era el acontecimiento juvenil de mayor magnitud en el mundo”.
Como es lógico la cantidad de información que debían administrar era enorme. Por ese motivo, se buscó una persona para dirigir el departamento de contenidos. Ellos eran los encargados de decidir qué se contaba para no atosigar a tantas personas tan distintas que habían venido a Madrid y a los 5.000 periodistas acreditados esos días para cubrir la JMJ 2011.