FP+ Professional Education cumple 50 años. En estas cinco décadas sus aulas vieron crecer a varias generaciones de profesionales. Aurelio Mendiguchía conoce a muchos de ellos. Junto a otros profesores, trabajó duro en los pabellones de Artes Gráficas. Ahora, ya jubilado, nos cuenta cómo recuerda esos años. .
¿Es diferente ahora pasear por Tajamar?
La respuesta tiene dos vertientes: una nostálgica, en la que se echa de menos algunos aspectos entrañables de épocas pasadas; indumentarias de los alumnos, profesores que ya no están y que nos miraran desde el cielo, empleados que salían en la película de Tajamar, alumnos y profesores que conocí, etc.
La otra vertiente es la vertiente de la satisfacción. Pasear por Tajamar actualmente es una maravilla. ¡Qué bonito está todo! Como se sigue cuidado el césped, la limpieza de siempre en las calles, la gente saludándose. Los nuevos edificios, impensables hace años.
Hay una cosa que no ha cambiado en estos cincuenta años: la sensación de paz, alegría y libertad que se respira y se siente al pasear por Tajamar. Sólo hay que mirar las caras de los alumnos cuando suben en riada por la calle principal, camino de clase.
¿Qué es lo que más echas de menos de la labor docente?
Sin ninguna duda, el trato personal con alumnos, padres y profesores. Realmente he disfrutado mucho con el intercambio de ideas, la adaptación a las personalidades de cada uno para sacar lo mejor de nosotros mismos, ellos y yo. Siempre he considerado mi labor docente como una tarea compleja que tiene muchas facetas y la más importante es la tarea educativa; aunque disfrutaba mucho haciendo discurrir a mis alumnos sobre los temas técnicos y científicos. Siempre encontré ocasiones para salirnos del marco típico de clase y plantearnos otras facetas enriquecedoras, humanísticas, históricas y profesionales. Echo de menos también la parte de empresas y cursos a empresas.
50 años dando clase son muchos años, ¿cuáles son los principales hitos de Tajamar que has vivido en ellos?
El primero, que nunca se me olvidará, fue los encuentros con San Josemaría en el salón de actos; yo estaba recién llegado a Tajamar y me impactó mucho la persona y santidad del fundador del Opus Dei.
Después también fue un hito para mí el comienzo de las clases de FP de segundo grado en Artes Gráficas y descubrir el mundo gráfico de la mano de Martín Vía, primer director de Artes Gráficas. Fueron mis primeras clases y las recuerdo muy bien, con la incertidumbre de no dominar todavía las materias, nuevas para mí. Otro hito que recuerdo fue la celebración del 25 aniversario de Tajamar y el de Artes Gráficas.
Se me quedaron muy grabadas las jornadas de Artes Gráficas que se celebraban cada año en el salón de actos, organizadas por el gremio de empresarios del sector grafico; eran todo un acontecimiento y acudían muchos directivos, técnicos y alumnos de institutos gráficos de todo Madrid.
También recuerdo la cara de satisfacción de uno de los primeros profesores de Artes Gráficas, Pedro José Cerrato, cuando, gracias a sus gestiones, trajeron la máquina de impresión offset de cuatro colores Mitsubishi, puesta en Tajamar por la empresa Henche para la utilización de alumnos y cursos profesionales. Unos años antes no podíamos ni imaginar que tendríamos una tecnología tan avanzada.
¿Sigue una parte de la sociedad viendo la FP como el plan b?, ¿ha cambiado el paradigma?
Pienso que, gracias al esfuerzo de todos los que nos dedicamos durante años a dignificar la Formación Profesional, actualmente ya no se ve tan claro como un plan b; es cierto que hay mucho que recorrer en el camino de hacer ver que todas las profesiones son dignas y permiten que las personas encuentren su lugar en la sociedad, donde poder servirla y ser felices desarrollando un plan personal, familiar, profesional, etc.
Podría relatar muchísimos casos de alumnos que se han situado en la vida gracias a la FP. No todo el mundo tiene que ser graduado universitario.
Efectivamente pienso que está cambiando el paradigma.
Fuiste beca de honor en el 2016 por Tajamar, ¿qué significó para ti?
No me lo esperaba, y cuando me dijeron que me concedían la beca de honor me sentí un poco abrumado. Sinceramente me gustó mucho este detalle por parte de Tajamar y entiendo que a todos los que nos han concedido esta beca nos hemos sentido agradecidos y la tendremos como un pequeño tesoro lleno de recuerdos y vivencias que saldrán cada vez que la veamos colgada en nuestra habitación.
La palabra más repetida en tu discurso fue ‘gracias’, ¿por qué estás tan agradecido?
Porque no puedo dejar de estarlo, teniendo en cuenta que me han dejado participar en esta historia tan maravillosa de Tajamar. Cuando vine al cerro del tío Pío no podía sospechar lo grandioso de la tarea, llena de cosas pequeñas, como enseñamos en Tajamar, que me ofrecían y lo feliz que se puede ser realizándola.
¿Qué consejo le darías a alumnos que hoy cursan una formación profesional?
Que piensen qué les gusta, después, que vean para qué sirven y son buenos, y por último, que se vuelquen en aquello que han elegido. Hay muchas cualidades ignotas en cada uno y tienen que descubrirlas.
En el caso de los alumnos de FP en Tajamar les diría que piensen además que estar en este centro es una oportunidad que tienen que aprovechar; cuentan con profesores súper profesionales, instalaciones envidiables y un ambiente en el que se preocupan de uno. Se nota que soy forofo de Tajamar, pero es cierto y lo pueden constatar en cada momento de la jornada. Por último, ¡¡jamás tires la toalla!! El mundo es de los perseverantes.
Si volvieras a empezar en la docencia, ¿qué consejo te darías a ti mismo?
Es difícil, pero pensando un poco, lo que me diría a mí mismo es que siempre pienses bien de los alumnos y hagas lo que creas que tienes que hacer sin importarte quedar bien o mal. Otro consejo sería atender a cada uno de forma personalizada, sin prisas.
Por último, me diría a mí mismo: no lo dudes, dedícate a Artes Gráficas otra vez.