Llega un momento en la vida de la persona que la comida la hacemos en la mayoría de las ocasiones con cierta prisa. Bien porque luego hay que retomar el trabajo, bien porque tenemos sensación de que comer es perder el tiempo sobre todo cuando no nos gustan los alimentos. Y esta actitud, queramos o no, se la inculcamos a los niños. Por eso los niños de 2º de infantil con sus maestras se han adentrado en la vida del comedor de la mano de Carmen para saborear el momento de la comida con alegría y cierta paz.

Cuenta Carmen, que en el colegio hay varios turnos de comida para que, precisamente no haya un número excesivo de niños en el comedor y así poderles atender mejor el servicio auxiliar de cocina y también para que ellos vivan ese momento con las normas adecuadas de respeto (pido las cosas por favor y levanto la mano cuando necesito algo),  higiene (venimos con las manos limpias, me limpio con la servilleta y no con la manga del babi). Y también de esfuerzo (como un poco aunque no me guste, como primero el primer plato y no es segundo porque me gusta más), y soy agradecido (primero con Dios –se bendice la mesa-, y con las personas que han elaborado la comida y con las personas que me atienden).

Dice Carmen que deben aprender a poner bien la mesa, sus cubiertos en la manera adecuada, la servilleta, el vaso y con su mantel. No hay mesa que se precie que no lleve mantel. El secreto está en que también en el momento de la comida hay que disfrutar. Ya que es un momento de encuentro con los demás.

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