Atrás quedó la primaria, una etapa de seis años en la que los alumnos han reforzado unas destrezas básicas (lectura, escritura, primeros hábitos comunicativos, etc.). Ahora empiezan otra, la Secundaria, una etapa de grandes cambios –ya no son unos niños, entran en la adolescencia- para los que pueden prepararse o dejar que les pase por encima. Para facilitar a los alumnos este paso de un ciclo a otro completamente distinto, la Junta de sección de Secundaria ha puesto en marcha por primera vez lo que han denominado Semanas de transición.
“Uno de los objetivos principales de estas semanas -explica David Arranz, director de la ESO- es ayudar a los alumnos que comienzan este nuevo ciclo a afrontar bien los retos académicos y personales que se les proponen”. Por ejemplo, en el plano académico tienen que incorporar una rutina nueva e importante, la del estudio. No es que antes no estudiasen, sino que ahora las evaluaciones tienen en cuenta diversos factores, como son las actitudes, los procedimientos y los conocimientos (los llamados criterios de evaluación).
Durante las cuatro Semanas de transición los alumnos trabajan distintos objetivos:
1ª semana: conocer a los compañeros y a los profesores; el uso de la agenda y del material escolar.
2ª y 3ª semana: técnicas de estudio para aprender a usar un cuaderno, a leer un libro, a organizarse el fin de semana y a distribuir el tiempo de estudio en función de las asignaturas que han tenido ese día.
4ª semana: convivencia (2 días) en Meco, con el fin de mejorar en sus habilidades sociales, mejorar en su formación humana y cristiana y en ejercitarse en las buenas maneras.
“Otro de los puntos importantes de estas semanas de transición -dice Raúl Pascual, jefe de estudios- es intentar que los alumnos vean al profesor como un guía, como alguien que les quiere apoyar en todo lo que necesiten”.

Los días 28, 29 y 30 de septiembre tuvo lugar la convivencia en Meco. Divididos en dos tandas según las clases, los alumnos pasaron dos días muy intensos, y pudieron disfrutar de todo tipo de actividades: mucho deporte, juegos de mesa y al aire libre, dos sesiones formativas, conversaciones con los profesores y los sacerdotes… Y sobre todo disfrutaron de lo más importante de esta iniciativa: compartir tiempo y vivencias con los compañeros y profesores que les acompañarán en esta nueva y apasionante etapa.