El pasado 6 de octubre estuvo con nosotros José M. García Pelegrín, autor de La Rosa Blanca. José María es Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Colonia, traductor especializado en Arte, redactor de la revista de cine de Aquisgrán, Movie. Kino. Kultur, crítico de cine del diario de Würzburg Die Tagespost y de la revista mensual koMMa; también coordina en Zúrich la sección de cine del servicio Familie und Erziehung, de la Fundación Limmat.
Por D. Francisco J. Arenas
Con todos los alumnos de Primero de Bachillerato nos dirigimos a la diez de la mañana a la zona del cine del salón de actos. Allí, después de la correspondiente presentación, y valiéndose de unos mapas de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial comenzó a contextualizar la historia de los componentes de La Rosa Blanca.
Una vez destacada la elección democrática del nacionalsocialismo, vimos en los dos mapas que mostró, que una zona coloreada en rojo correspondía a los sitios (casi al completo) en los que no salió elegido este partido; en estos lugares había una mayoría católica.
Después de remarcar la juventud de los hermanos Hans y Sophie Scholl, así como de Christoph Probst, comprendimos el valor de la palabra, y que por medio de las seis hojas que se repartieron en Múnich y otras ciudades alemanas estos universitarios de poco más de 20 años de edad, estaban ejerciendo su derecho a oponer pacíficamente sus ideas; frente a las fuerza de las armas, en una Alemania sumida en la Segunda Guerra Mundial, los escritos de la Rosa Blanca eran el despertar a la responsabilidad de un grupo de alemanes que no miraban hacia otro lado y no tenían adormecida la conciencia.
La condena a muerte de siete miembros de La Rosa Blanca y su posterior ejecución avala sus ideas, ya que no cambiaron su testimonio, conscientes que hacían lo que tenían que hacer, y que además eso daba sentido a toda su vida, que su misión vital había tenido éxito, y que sus ejecuciones así lo avalaban; seguir viviendo a costa de cambiar su declaración no tenía sentido. La entereza con la que afrontaron la muerte, especialmente Sophie, sorprenderá a todos.
Para finalizar hubo un turno de preguntas sobre la estructura de la “novela-ensayo” y su dramatización, así como el papel de la Iglesia Católica, que también se opuso al nacionalsocialismo, leyendo un domingo en todas las iglesias una homilía que defendía el valor de cualquier vida y la obligación de oponerse a la práctica de la persecución religiosa y el exterminio, así como su defensa no solo de los católicos, sino también de judíos y protestantes.
Nada es más indigno para un pueblo civilizado que dejarse “gobernar”, sin oponer resistencia, por una camarilla irresponsable que se deja llevar por sus bajos instintos.
Inicio de la primera Hoja de la Rosa Blanca
Primera mitad de junio de1943
Múnich
Imágenes del coloquio