¿Quién no se siente orgulloso al escuchar, de vez en cuando, comentarios acerca de  ‘lo bien educados’ que están sus hijos? ¿Qué madre –o padre– no sonríe al ver cómo sus hijos van creciendo, madurando y asumiendo pequeñas responsabilidades? Día a día, con nuestro ejemplo y pequeñas correcciones, educamos a nuestros hijos para que –en un futuro no muy lejano- se conviertan en la ‘mejor versión’ de ellos mismos. Los buenos modales son un claro ejemplo de esta buena educación.

Y como hemos dicho anteriormente, la mejor herramienta es el buen ejemplo. “Por eso en el curso 14/15 hemos empezado a impartir la asignatura de BUENOS MODALES, durante la hora complementaria, con  la idea de hacerles ver el valor social y los beneficios que tiene su comportamiento para su entorno. En Tajamar tenemos claro que educar es ayudar a crecer, y con ello crecemos nosotros”, dice Ricardo Acín, el profesor que dirige la clase.

Nunca termina uno de saber comportarse, o de ser educado, del mismo modo que siempre se puede ser un poco más sincero: ‘saber estar’ en público, en casa, en la mesa, ser amable, sonreír ante la inoportunidad, aprender a utilizar bien los cubiertos, saber hacer diferentes nudos de corbata, cuidar la higiene personal o los hábitos alimenticios, es una ciencia para la que uno nunca está del todo doctorado.

El fin de estas sesiones es ayudarles a prepararse para ser hombres de futuro: personas autónomas capacitadas para solventar, de la mejor manera,  los avatares del día a día… En definitiva, convertirles en algo más que ‘supervivientes’ del siglo XXI.

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