La industria gráfica ha sufrido una transformación en la última década como no lo había sufrido anteriormente. Ha pasado de ser un proceso artesanal, a un proceso industrial. En el proceso artesanal se aprendía en la máquina, la calidad la daba el operario a través de su experiencia acumulada, obrando con frecuencia por intuición; nos podíamos referir con propiedad a estos procesos como Artes Gráficas, porque realmente tenía algo de arte, de oficio. En la industria gráfica se opera con números, los procesos están muy o completamente automatizados, la calidad del producto impreso la da en muchas ocasiones el equipo y no el operario, y la producción gráfica se ha convertido en un servicio a prestar a los clientes más que en un producto.
Estamos volviendo un poco de ese movimiento pendular que pretendía comunicar todo a través de soportes digitales y se constata que el producto impreso tiene un mercado y un valor muy importante donde no puede ser suplantado por la comunicación digital o donde se complementan ambos canales enriqueciéndose mutuamente. Pero esa producción gráfica tienen que ser mucho más eficiente que lo que ha sido en las etapas anteriores, más cercana al cliente final, identificando donde aporta valor a las necesidades de comunicación que tiene su cliente y eliminando todo aquello que no demanda el cliente, ofreciendo de este modo un producto con un alto valor apreciado, de una gran calidad, con unos costos reducidos.
Otros sectores industriales han abordado esta transformación hace mucho tiempo, desarrollando una filosofía de trabajo unos procedimientos y unas herramientas que les ayuden a distinguir el valor que aportan a sus clientes del desperdicio que existe en sus procesos productivos de manera que puedan eliminar ese desperdicio convirtiéndose en empresas mucho más efectivas, además haciéndolo de forma sostenible, en un proceso de mejora continua creado y mantenido por los propios operarios que realizan el trabajo, que son los que realmente lo conocen y lo implementan día a día. Esta forma de trabajar se ha denominado en el mundo académico como Lean Manufacturing.
La industria gráfica española está ahora en el momento óptimo para implementar todos estos conocimientos y experiencias que ya se aplican en otros sectores desde hace muchos años, de hecho ya hay empresas que llevan años implementando Lean Printing, que es como se empieza a denominar la aplicación de Lean Manufacturing a la industria gráfica. La crisis económica que hemos sufrido estos años ha producido una purga en la industria gráfica nacional tan dolorosa como necesaria en muchas ocasiones. Las empresas que han sobrevivido se han visto muy mermadas en sus recursos y necesitan optimizar todos sus procedimientos para poder competir con un mercado que ya no se reduce a nuestras fronteras. Lean Printing puede ser una gran ayuda.
Para dar respuesta a esa demanda. el ITGT lanza una batería de cursos que cubren tres grandes áreas. Una primera de fundamentos en Lean Printing que permita conocer en profundidad los fundamentos de la metodología Lean. Una segunda área está enfocada a la implementación de los conceptos previos que se desglosa en dos distintas vías, distinguiendo los procesos de producción de los procesos de oficina. El tercer área que se aborda es la dirección de equipos en un entorno Lean Printing.
Los seminarios y talleres están secuenciados en un orden lógico para un mayor aprovechamiento de todos ellos, pero son modulares e independientes para que cada usuario pueda elegir aquellos que le parezcan más interesantes y organizarse de ese modo su propio itinerario formativo.
Para más información de contenidos, calendarios y cómo apuntarse se puede consultar la web del ITGT.