Es costumbre entre los pueblos cristianos, conmemorar con cariño las fiestas más típicas que nos recuerdan los acontecimientos más importantes en nuestras vidas. Y las profesoras de infantil no iban a ser menos. En los días previos a las fiestas de Navidad, organizaron un festival por cada curso. El recinto era un hervidero de familias que se apretaban para ver a sus hijos. Además, el Belén que habían construido los padres fue visitado por centenares de personas esos días.
Cada curso había preparado con sus profesoras una actuación: los niños pequeños mostraban con gracia y salero el Nacimiento de Jesús con todos los personajes que intervinieron; los pastores, los ángeles, los animales, la naturaleza representada en sus frondosos árboles y en los productos que salen de ellos y de sus hermanos menores, los arbustos y plantas alimenticias.