Como todos los años, recibimos a un mensajero de sus majestades para recoger las cartas que todos los niños querían enviarles solicitándoles juguetes, pero también el deseo de que este nuevo año haya en los corazones de los hombres los deseos de Dios: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Y viendo la estrella siguieron su rastro, para encontrarse con el Emmanuel, que es Dios con nosotros.
Y desde entonces, todos los niños del mundo que guarden en su corazón la ilusión que tuvieron aquellos tres magos venidos desde los confines de la tierra, reciben el obsequio más grande: coger en sus brazos al Niñito Dios. Pero también, algún juguete que con gran algarabía tendrán durante todo un año.
Haz click en una foto para ver galería